El asma se puede manifestar a cualquier edad, pero es en la etapa infantil cuando suele haber numerosos casos sin diagnosticar ya que se suele confundir con enfermedades respiratorias.

Según un estudio publicado en la revista Archivos de Bronconeumología, el 5,7% de los menores de 14 años en España padecen asma, lo que equivale a aproximadamente 397.000 niños. Tanto el asma, como las alergias, pueden afectar significativamente la vida diaria de los niños y limitar sus actividades cotidianas, como practicar deporte o asistir a eventos sociales.

La gran dificultad es su identificación, ya que a menudo sus síntomas suelen coincidir con épocas de proliferación de infecciones respiratorias y se confunden.

El asma infantil tiene una serie de síntomas comunes ante los cuales hay que estar alerta:

    • Tos persistente, especialmente durante la noche o después de la actividad física.
    • Silbidos en el pecho (sibilancias).
    • Dificultad para respirar o sensación de opresión en el pecho.
    • Episodios recurrentes de dificultad respiratoria que pueden desencadenarse por alérgenos, ejercicio o infecciones respiratorias.

Cómo diferenciar el asma de una infección respiratoria

Aunque es cierto que hay síntomas que pueden confundir, hay algunos datos que tenemos que tener en cuenta a la hora de identificar correctamente la enfermedad:

    • El asma tiende a ser recurrente y puede durar semanas o meses, mientras que una infección respiratoria suele resolverse en 7-10 días.
    • Aunque no siempre, a menudo las infecciones respiratorias suelen ir acompañadas de fiebre, mientras que el asma no.
    • En las infecciones respiratorias, la tos suele ir acompañada de flema o secreción, mientras que, en el asma, la tos es seca o con escaso moco.
    • Los broncodilatadores (como el salbutamol) suelen aliviar los síntomas del asma, pero no tienen efecto sobre las infecciones respiratorias.

 

En cuanto a los factores desencadenantes, los motivos pueden ser muy amplios: puede tratarse de una afección genética si alguno de los progenitores es asmático, o desencadenarse por una exposición a ácaros del polvo, el polen, el humo del tabaco o la contaminación. También puede tener relación con el clima, ya que es más propensa a experimentarlo las personas que viven (o visitan) en sitios con aire frío o humedad elevada.

Cuándo acudir al médico

En el caso de que haya episodios frecuentes de dificultad respiratoria o de tos seca y persistente que interfiere con el sueño o las actividades diarias, y que va acompañada de silbidos recurrentes, es el momento de acudir a una consulta médica.

Hay que tener en cuenta que el asma tiene muchos grados diferentes, y puede no ser persistente durante todas las horas del día. Es decir, que el pequeño puede estar bien durante el día y debutar con tos seca cuando se va a acostar.

Un médico especialista realizará las pruebas pertinentes para verificar si existe asma, como la espirometría, que evalúa la función pulmonar y confirma la presencia de obstrucción reversible de las vías respiratorias; de alergia, o de monitorización en el hogar.

En el caso de confirmar el diagnóstico, es importante contar con un plan de acción personalizado pautado por un especialista, en el que probablemente se recetarán el uso de broncodilatadores para alivio rápido (el conocido como “rescate” para un caso de crisis) y corticosteroides inhalados para favorecer el control a largo plazo.

La educación familiar en cuanto al asma y su manejo es esencial para saber cómo actuar en caso de crisis asmática.

Detectar y diferenciar el asma infantil de una infección respiratoria es esencial para un tratamiento adecuado. Con un manejo temprano, los niños pueden llevar una vida activa y saludable.