El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más prevalentes y devastadoras a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 55 millones de personas viven con demencia, y se estima que el Alzheimer representa entre el 60% y el 70% de estos casos. En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), hay cerca de 800.000 personas afectadas por esta enfermedad, lo que representa un gran reto para el sistema de salud y la sociedad.

El Alzheimer no solo afecta a los pacientes, sino también a sus cuidadores y familias. Y, además, tiene un importe coste para los sistemas de salud. En España, los costes anuales por paciente con Alzheimer se sitúan entre los 27.000 y los 37.000 euros, según un estudio publicado en la revista «Neurología».

Nuevos tratamientos y esperanzas: anticuerpos monoclonales

Recientes avances en la investigación contra el Alzheimer han abierto nuevas puertas para el tratamiento de la enfermedad. Uno de los enfoques más revolucionarios y prometedores son los tratamientos basados en anticuerpos monoclonales.

Los medicamentos de esta categoría están diseñados para atacar las placas de beta-amiloide, una de las características patológicas clave de la enfermedad. Algunos medicamentos como aducanumab y lecanemab están generando una gran expectativa entre la comunidad científica.

Un estudio publicado en “The New England Journal of Medicine” (2022) demuestra que lecanemab puede ralentizar el deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer temprano en un 27% en comparación con el placebo.

Sin embargo, los científicos remarcan que estos tratamientos no son una cura, sino un paso significativo hacia la modificación del curso de la enfermedad.

Estos tratamientos abren un horizonte esperanzador en el tratamiento de la enfermedad, pero todavía quedan muchos retos muy importantes que solucionar, como el alto coste de los tratamientos y, por lo tanto, la accesibilidad a los mismos. A esto hay que sumarle los posibles efectos secundarios, como el posible edema cerebral.

Y nos queda mucho por investigar y averiguar sobre cómo funciona la enfermedad y cómo detectarla y paliarla en sus fases más tempranas.

De forma paralela, y dado que las expectativas a que a la incidencia de esta enfermedad siga creciendo en los próximos años, sobre todo por el aumento de la esperanza de vida y el aumento de la población de edad avanzada en las pirámides poblacionales, se trabaja en estrategias de prevención. Muchos estudios recientes destacan la importancia de los factores de riesgo que pueden modificar el curso del Alzheimer, como la dieta, el ejercicio físico, el control de enfermedades crónicas y la actividad cognitiva.

Miramos esperanzados hacia el futuro: un futuro más que prometedor en los que, sin duda, habrá muchos más avances científicos que os contaremos en este blog.